La leyenda de hombres capaces de convertirse en lobos es muy antigua, la primera de la que se tiene constancia pertenece a la mitología griega y narra la historia de Lycaon el primer rey de Arcadia, esta cuenta como Lycaon fundó un culto pagano a los dioses del Olimpo y en sus ceremonias cometía atroces asesinatos en sus cultos paganos, asesinando a personas inocentes como ofrenda a su supuesto Dios y ofreciéndoles su sangre como prueba de su devoción.
Cuando las historias de las atrocidades que cometían Lycaon y su grupo llegaron a oídos del Dios Zeus, este decidió investigar si eran ciertas las brutales historias que le narraban. Al comprobar que todo era cierto, se presentó ante estos y les reveló su identidad para pedirles explicaciones y administrarles un castigo, los miembros del culto enseguida le hicieron ofrendas para enmendar sus atroces ceremonias, pero Lycaon no creyó que se tratara del Dios Zeus y para probar si era en realidad la Deidad que anunciaba ser, le preparó un festín consistente en carne humana de un niño, pensado que si era el verdadero Dios se daría cuenta enseguida y rechazaría la comida ya que el canibalismo era un pecado muy grande en la cultura griega.
Zeus reconoció inmediatamente en qué consistía la cena y la repudio, ante esto y para evitar la ira de Júpiter, Lycaon huyó al campo; una vez allí Lycaon se dio cuenta de lo que Júpiter tenía reservado para él, y lentamente comenzó a transformarse es un hombre lobo.
El termino licantropía que designa a las personas que se creen lobos deriva del nombre Lycaon.
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